lunes, 26 de octubre de 2015

Lunes

Los últimos fines de semana los estoy pasando básicamente en soledad, dado que Mireia trabaja hasta las 7 de la tarde en el instituto Cervantes (razón por la cual también rompemos la alternancia de post, que no la exigua regularidad, a ver si se me van a dar calambres en los dedos). No lo digo como algo malo, de hecho me permite ponerme un poco al día con la tarea de escribir, lo que me permite convertirme en un chiste de Family Guy mientras tecleo mi Mac en una cafetería Chic de las que empiezan a surgir en Beijing, ir a clases de Chino (aunque el libro que estoy estudiando ahora es especialmente difícil,  pero yo me lo he buscado, intentando aprender vocabulario técnico), correr por la calle (siempre que la polución lo permita), y dar paseos cuando el smog esta a tope y esto parece un escenario de La Niebla (la película de Darabont, no la de Carpenter y sus piratas). Correr con el cielo despejado es una maravilla, aunque hay que tener cuidado con los coches, ya que hay que cruzar carreteras constantemente aunque vaya a lo largo del paseo de un rio. Observas a los pescadores echando escupitajos, probablemente consiguiendo presas escuchimizadas que hayan lanzado ellos previamente a las turbias aguas de ese canal, a algún niño jugando, alguien haciendo TaiChi, vagabundos durmiendo en los bancos con las mantas bien dobladas y en perfecto orden, abuelillos en las puertas de las casas con su brazalete de Voluntario de Seguridad, taxistas holgazaneando, la ciudad moviéndose lentamente, como cualquier otro día, el frenesí relegado a las entradas del metro.


El mayor problema es esa misma soledad. La disfruto, y especialmente observando a las personas alrededor en las cafeterías, los bares, la calle, imaginando historias, pero entre los recovecos de esos pensamientos, en las semanas anteriores más que ahora, siempre se cuelan las preocupaciones hipocondriacas. 
No necesariamente por el hecho de no tener a nadie con quien hablar o distraerme, sino por la mera soledad, que probablemente sea una de las causas de esa sombra de angustia que me acompaña, la mayor parte del tiempo oculta e invisible, pero resurgiendo cada cierto tiempo, desde que me puedo considerar una persona adulta. Estar de viaje, pasear solo por calles de ciudades desconocidas, me encanta, me da vida, y sin embargo también me angustia, no directamente, sino a través de los síntomas que mi cuerpo-mente se autogenera, siempre inventivo y perseverante. Y es que se que no puedo estar solo mucho tiempo, pero en esta ciudad de 18 millones de habitantes, donde hay que pelear por encontrar sitio en el vagón, siempre hay gente por todas partes, el aislamiento se siente como un punto negro en medio de una marea roja. No voy a negar que tiene su encanto.


Gente conectada, sentados unos frente a otros con las pantallas de sus móviles absorbiendo sus miradas, casi se puede ver como sus rostros se deforman succionados esos nuevos monolitos negros de 2001, el epicentro de nuestra sociedad y comunicación, tragándonos poco a poco hacia la nube, el exterior solo un erial gris con camareros que sirven cafés con corazoncitos y ensaladas con kinoa mientras nadie les hace caso, les mira a los ojos, y ellos no encuentran el momento de volver a su propio monolito negro, en la trastienda de la cocina, en cuclillas, no entendiendo nada de la vida, arrastrados por la armonía y la vuelta a los orígenes, la virtud de los valores de Confucio, los valores de Steve Jobs, vaciando sus carteras virtuales de WeChat Money, ofrendas a los nuevos Dioses.

Autor: El Col Chino

martes, 29 de septiembre de 2015

Subterfugios Chinos (micro relatos)

¿Cómo se escribe en China? Esta pregunta podría hacer pensar al lector que pretendo realizar un estudio (que sería somero, amateur y lleno de errores, como el de cualquier blog que se precie) sobre la literatura contemporánea China. Pero obviamente no es cierto, debido a mi total desconocimiento de las letras chinas: tanto de la calidad de lo que se escribe en China, como de dichas letras –en sentido literal-, dado que no existen (punto1)* y que los pictogramas que serían los equivalentes de dichas letras (elefante*) son una herramienta de tortura diseñada para proteger a las élites con tiempo libre para aprenderlas (punto 2) y, más concretamente, para atormentar a calvos pelirrojos (addendum del punto 2).

Y además, pegadme, las letras chinas no me interesan una mierda.

Viniendo este país de donde viene, por más que haya escritores interesantes y premios nobeles (también hay Yao Ming-es, y es que el mundo está empeñado, utilitariamente, en intentar potenciar y premiar cualquier chinismo), es imposible tener una cultura sana, saneada y medianamente decente.

No es sentido de superioridad occidental, o al menos no lo siento así. Psicoanalizadme si queréis.
Por lo tanto, quizás debería reformular la pregunta, dado que a lo que quiero referirme es a las diferencias de escribir de un servidor dentro y fuera de este país. Es decir, ¿cómo escribo yo en China? La respuesta es, igual.

¿Y entonces para qué te lo preguntas? Únicamente para tener una excusa  para poder incrustar aquí los últimos microrrelatos (con L de looser) enviados al concurso de relatos en cadena, como muestra de que no existen diferencias en mi modo de escribir en China con cualquier otra parte del mundo. ¡Yo sólo quiero que lean mis microrrelatos!

Buzón de sugerencias: ¿Alguna buena idea para el próximo subterfugio que me permita colgar microrrelatos ajenos a la temática China del blog?

Titulo: Lanzarse al vacío
Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas. Lo cerró rápidamente y volvió a recordar que la moto se llamaba moto, el desierto desierto y aquel extraño receptáculo verde con inscripciones ininteligibles, medio enterrado, podía ser un contenedor. Miro una vez más alrededor, las dunas suavemente iluminadas por la tenue luz verde que desprendía el objeto. Inspiró profundamente y esta vez se concentró en un nombre. Abrió el contenedor y se lanzó dentro de cabeza, repitiendo Irene como un mantra, mientras sentía deslizarse al resto del lenguaje por las rendijas de su cerebro hacia la nada. Irene. Irene. La encontraría aunque estuviera en el fondo del pozo.

Titulo: Un director ejemplar
Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas. La música invadía el espacio de tal manera que no era posible pensar nada con claridad, por no hablar del alcohol y el exceso de Vicodin. Al fondo de la caja de carga, un DJ (sin pelo) se retorcía al son de (esa cosa que hace mover el culo). Avanzó con trabajo, codazos, arrastrando las (cosas que envuelven los pies) hasta llegar donde (el tipo que pincha esas cosas redondas). Abrió la (agujero de donde salen sonidos) y gritó hasta dejarse los (órganos internos para respirar). Mañana en el trabajo tampoco sabrá el nombre de los que va a despedir.

Titulo: Riesgos laborales del gerente de residuos
Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas. Últimamente le estaba pasando con mayor frecuencia. Se estaba volviendo descuidado, demasiados golpes en la cabeza, bastonazos de viejos resabidos, batazos de culturistas llenos de esteroides. Los trabajos nunca habían sido fáciles, pero la gente se estaba volviendo demasiado agresiva. La crisis, imaginó. Agarró la bolsa de basura del suelo y, con esfuerzo, pero con la gracia dada por los años de práctica, la lanzo dentro. Cerró el contenedor y se dirigió hacia la tienda de motos a comprar un casco para el próximo encargo. Detrás, una sombra con un garrote.

Titulo: Últimos instantes en la vida de un pollo
El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas
Notaba el sudor salir de la raíz de su fina cabellera, recorriendo el cogote, bajando la espina dorsal hasta empapar la tira de goma de sus calzoncillos. La camiseta blanca a rallas pegada a su cuerpo, marcando sus incipientes michelines. El corazón palpitando contra la tela y el bolsillo donde guarda su amuleto, una garra animal. Toda su vida en este in, con strike 2. Su último batazo. El pícher lanza una bola curvada y no puede más que visualizarla como una gallina volante. Una gallina con los ojos enormes. Al golpear vuelan las plumas.

Titulo: El bate como elemento purificador
El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas
El bate cayó al suelo con un sonido metálico, rebotó varias veces a sus pies hasta quedar hundido en el charco carmesí que rodeaba sus botas camperas. Juan dejo caer los brazos abatido, mirando el erial en que había convertido la taberna. Cabezas abiertas, brazos rotos y lenguas amoratadas. Se acercó a la barra, cogió una botella de bourbon y se sirvió en un vaso roto, bebiendo de un trago. Respiro profundamente y se quitó el alzacuellos. Un buen día para cambiar de profesión, pensó.

Titulo: San Jorge
El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas
Notaba el sudor brotar desde la raíz de su fina cabellera, recorriendo el cogote, “¡Eso, cogote!”, bajando la espina dorsal hasta empapar la tira de goma de sus calzoncillos, “¡Eso, calzoncillos!”. La camiseta blanca a rallas pegada a su cuerpo, marcando sus incipientes michelines, “¡Eso, calzoncillos!”. Sentía que estaba perdiendo la cabeza, “¡Eso, caja!”, paulatinamente, efecto de las pastillas, “¡Eso, piruletas!”. Se concentró en el pícher (un oso) y la pelota en su mano enguantada (un dragón). El corazón a mil por hora, saltó con todas sus fuerzas espada en ristre, “¡Eso, un bate!”, para acabar con el maldito oso.

Firmado: El Col Chino
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(*) por favor traten de obviar lo más rápidamente posible del anterior chiste barato, aunque referirse a él inmediatamente después a haberlo soltado más bien conduce a lo contrario, darle notoriedad, convertirlo en un elefante en la habitación, etc. Si se preguntan si no sería más fácil borrarlo, tienen toda la razón, lo cual es posible que indique que no considero que sea un chiste tan redomadamente malo e incluyo este inciso a modo de distanciamiento irónico, pero el hecho de estar mencionándolo puede que lo invalide, y aquí podría seguir haciendo tirabuzones y poniendo etcs.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Anécdotas clásicas II: "Chinguis"

Una vez tuve en clase de chino a una compañera de Mongolia que se llamaba Mayi. Decidí llamarla “Hormiga” (蚂蚁), siguiendo mi tradición de rebautizar a los compis.
Gracias a Hormiga aprendí un montón de costumbres mongolas y aumenté mi, ya de por si, vasto acervo. Después, con tesón y esfuerzo personal continué entrenándome y con el tiempo he logrado que cada día más gente perciba que ya soy medio mongola. De hecho, probablemente, después de leer este párrafo vosotros también lo penséis, tal es mi poder de persuasión.
Una de las cosas que nos contó Hormiga en clase, es que en Mongolia hay muchos más caballos que personas, porque todavía hay mucha gente “anomadada”. “Anomadada” significa sorprendida. también significa “errante”, es decir que comete errores. Errores como vivir de aquí para allá, sin ninguna comodidad y sin poder usar secador de pelo. Sin embargo, a mí lo que me parece más errante es la lógica mongol porque, a ver, si eres nómada, ¿no es más fácil tener tantos caballos como personas? que si tienes más luego te va a ser difícil moverlos, señor de Mongolia. Luego, claro, dicen que hay una raza de caballos salvajes propia del país, pero para mí que en realidad son caballos que fueron abandonados en la gasolinera cuando la familia se fue de vacaciones a hacer la croqueta en la tundra.
Otra cosa que aprendí es que su equivalente a nuestra paella de los domingos es cordero con patatas y piedras calientes cocinado dentro de una cabra abierta en canal asada a lo Asterix y Obelix; vamos, la cabra es la olla, así no tienen que fregar después, muy cómodo todo y encima ecológico.
Gracias a mi compi también me enteré de que el temible GENGIS KAN se llamaba en realidad Chinguis Jan, que lo pronunciamos mal, como cuando las abuelis rebautizan como “Cargable” al pobre Clark “Gueibol” (en realidad, poca gente sabe esto pero tampoco de dice “Gueibol”, se dice Clark “Cuencogay”, pero no os mortifiquéis, no todos podéis permitiros las clases vip de Gomaspuminglis. -gracias papá y mamá por invertir en mi educación). Volviendo al tema, cuando me enteré de cómo había que llamar al temible mongol se me cayó un mito, ¡un guerrero despiadado con ese nombre tan indigno! Aunque lo cierto es que le he recuperado el respeto al toparme con un artículo que dice que “Chinguis Jan”, haciendo honor a su nombre, fue esparciendo su semillita por doquier y que unos dieciséis millones de hombres (un 0,5% de los machos que pueblan el mundo) hoy en día portan su material genético: primero conquistaba las tierras a golpe de espada y luego conquistaba a las mujeres que vivían en las nuevas tierras mediante persuasivas violaciones a golpe de …esto…bueno, pues eso que era un conquistador en el amor y en la guerra.
Seúl, no pega, pero es chuli :-).
En realidad todo son conjeturas, se sabe que existen dieciséis millones de hombres con el material genético de un ancestro común, pero no está demostrado que el mismo fuera Chinguis, y no se puede comprobar porque no saben dónde esta su tumba y sin cuerpo los científicos dicen que no hay examen de ADN. Es que cuando se ponen “de que no”... El caso es que por este motivo, no se sabe si Chinguis Jan fue el que dejó tanto señor mongolo por ahí suelto, o si fue otro el que se puso las botas, se bajó los calzones y se multiplicó alegremente, de forma anónima, como si fuera por esporulación. Piensan que puede ser Gengis porque para que haya tantos casi-clones genéticos tuvo que haber muchas generaciones de machos que pudieran permitirse fecundar a troche y moche. Siendo esto así el amigo Chinguis, es el sospechoso perfecto, se sabe que tuvo muchos hijos que estuvieron en posición de tener y tuvieron muchos vástagos, los cuales a su vez se procuraron una prolija descendencia. Uno de los nietos de Chinguis, por ejemplo fue el emperador chino Kublai Kan, el de Marco Polo, y según dicen poseyó a 7.000 mujeres, con que dejara embarazadas a 700, yo creo que ya cumplió.
 A mí, de todos modos, estos razonamientos me parecen un poco endebles, no tienen un soporte muy sólido, es más, no entiendo porque hay un estudio que sostiene esta tesis, pero aún me parece más indignante que ningún erudito haya puesto sobre la mesa la prueba más sólida que tenemos: ¡“EL TIPO ESE SE LLAMABA CHINGUIS”! ¡Qué te lo está diciendo con el nombre, es como la adivinanza del plátano*, leches.
Yo también tengo mi caballo, como buena casi mongola que soy.
Bueno, volviendo al tema de las costumbres en Mongolia, otra cosa que nos enseñó Hormiga fue cómo hace ella los envíos a su tierra natal: primero va al aeropuerto de Beijing, una vez allí busca la zona de facturación de un vuelo que vaya a Ulan Bator, intercepta a alguien con pinta de autóctono, lo aborda y le planta la mercancía en la mano mientras le dice: “toma este pa-que-te, es “pa”-que-te lo lleves en el avión y se lo des a mi mamá que estará en la zona de llegadas esperándote con un clavel carmesí en la solapa (más o menos, quizá es con una rama de helecho)”. Después, envía un mensaje a su madre y le explica cómo es el palomo mensajero (seguro que añade: el palomo ha abandonado su nido) y ya está.” ¿Os habéis quedado “anomadados” verdad? Yo también me quedé estupefacta, pero he ahí la belleza de la contradicción mongola: de noche son seres peligrosos y toscos que montan a caballo pistola en mano y alcohol en sangre** (y pelos de locos, por el tema de no tener secador de pelo a mano), pero de día resulta que son monjitas de la caridad que te ayudan a pasar polvos blancos inadvertidamente y piensan que es azuquitar. 
 Autora: La Col China



* “Oro parece plátano es, el que no lo adivine bien tonto es” solución: “ano es”
** Menos mal que soy racional y no me dejo llevar por prejuicios ni estereotipos.


jueves, 10 de septiembre de 2015

70

¿Que ha ocurrido desde la famosa explosión de Tianjin? En esta ciudad, nada reseñable. Se han muerto peces a mansalva, pero por la  contaminación habitual, las posibles emanaciones de cianuro de sodio se han diluido entre la porquería habitual, escasa, por otra parte, estos días, gracias a dos eventos de renombre en Beijing, y supongo que habrá habido platos especiales de luciopercas en los restaurantes de por aquí.

Sin embargo, en la capi, como he comentado, han estado entretenidos con el mundial de atletismo y la celebración del 70 aniversario del fin de la guerra. Celebración, y día de fiesta nacional, que ha sido bautizada “conmemoración del setenta aniversario de la victoria de la resistencia china del pueblo  contra la agresión japonesa y la guerra mundial antifascista”, o CDSADLVDLRCDPCLAJYLMA. Con dos cojones y un ministerio de propaganda. Lo que más me llama la atención es la presencia de esa guerra antifascista, palabra que soy incapaz de leer tal cual (en mi cabeza es antifaxista* de toda la vida) tan prominente en el titulo de la fiesta. Y es que me resulta muy difícil asociar China, al menos la China actual, con algo remotamente parecido a luchar por una causa ideológica, y mas dentro de este régimen totalitario pocho como el solo. Gris (o mas bien negro grecian 2000), pesetero, aburrido y con mal gusto para las celebraciones.

También parece que ha habido semi-pánico con la bolsa de Shanghai, bonito truco de los brokers de Wall Street (o quizás las maquinas que manejan las inversiones se han vuelto inteligentes, y ya están planeando como mandarnos a la valla de manera soft, skynet provocando el caos financiero, limpito y sin bombas H ni austriacos de metal dando vueltas por las líneas temporales hasta que nada tiene sentido). Total, que yo al final no me he enterado de nada, ni de cómo fue siquiera el desfile del 70 aniversario blablablá (aunque me lo ha descrito mi padre, cosas de la vida), y, sobre todo, me he perdido los cielos azules generados por la parada de fabricas y el bloqueo del transporte en Beijing. Por cierto que empiezo a ver esta cierta proliferación de paradas  programadas de la manufacturación como parte de la inminente crisis del gigante. Sí, son muchos años de predicciones catastróficas sobre China, pero aquí las cosas se hacen a lo grande, y con una cintura que ni un muñeco de He-Man, por lo que personalmente preveo tiempos complicados para el país. Eso, y que mi jefe se marcha este mes y tiene la teoría de que país que deja, país que se va al pedo en 6 meses. Y yo siempre estoy de acuerdo con el líder.


* Si buscais fascista euskera en google**, el primer resultado es:
El segundo es
Porque es muy importante dirigirse de manera apropiada a los carceleros fascistas andes de mandarlos a tomar por culo.


** Sí, lo he buscado para cerciorarme, qué pasa.

lunes, 24 de agosto de 2015

De "colonos irritables" y "Mannekens Pises" poco autónomos

Con este título seguro que os habéis imaginado que de nuevo voy a escribir sobre algo relacionado con la ontología, ji, ji, ji. Es que así soy, siempre estoy haciéndome las grandes preguntas y filosofando eruditamente sobre "cosas sesudas". En fin, aquí va otra joya del pensamiento y de la literatura:
El otro día fui al Tianjin Riverside 66 que es unos de los más de cien o doscientos centros comerciales que tiene Tianjin. Fui a hacer de pelusa en el desierto un poco, y rodar delante de las dependientas que estaban muy propias también, posando a lo cactus. Es una pena, pero esta estampa es muy habitual en mi pueblo*. Como la cantidad de centros comerciales de tipo occidental es tan desproporcionada, y los precios son estratosféricos, están todos casi vacíos, a excepción de la zona de restaurantes. De hecho, yo tampoco fui a comprar, porque para mi también es prohibitivo, sólo fui porque en ese centro comercial se encuentra uno de los pocos bares de Tianjin que sirve coca-cola light o zero, -ya sabéis, refrescos de los que no tienen calorías. ¡Qué le voy a hacer si me gusta la ficción en las bebidas! ¡Y el autoengaño!
Por cierto, en mandarín calorías se dice “kaluli” (卡路里), porque han tomado la palabra prestada del inglés. Es muy fácil de retener para nosotros, pero me pregunto cómo interioriza un chino este tipo de palabras. Al final para que suene casi igual tienen que sacrificar el significado e ignorar que kaluli, dividido en caracteres significa tarjeta (ka ), calle (lu), dentro (li ).

Pandas jugando al Mahjong (creo,  no les pregunté
 a qué estaban jugando), en una calle de Pingyao.
 Volviendo al tema, fui al centro comercial, me tomé mi refresco, sin kaluli, pululé pelusíticamente, por los inmaculados pasillos y escaparates y cuando ya bajaba por las escaleras mecánicas, junto a las mismas diviso a una abuelilla típica china: pelo canoso, camisa ancha floreada con “cuello Mao”, que ellos llamarán “cuello” sin más, pantalones negros y sandalias ortopédicas que dejan asomar la puntera de las medias. La mujer me mira con curiosidad, mientras, me doy cuenta, según avanzo, de que está “aposentada” allí porque está alzando a su nieto, de unos tres años, para que orine dentro de una de las papeleras doradas. Sí, habéis leído bien, ¡las papeleras de ese centro comercial son DORADAS! En fin, el nieto, que tampoco hace mucho por apuntar, no creo ni que sepa el pobrecillo, mira la papelera, que además es de tipo buzón (es decir el orificio es tamaño sobre) con desconfianza. Y cuando la situación no puede ser más incómoda la mujer aún le dice: -¡Saluda a la extranjera, salúdala. Di “jaloooooo”!- (ellos no lo saben, pero cuando intentan saludar en inglés suelen decir algo más parecido al “hola” en alemán). Él es muy pequeño para sentir el pudor o vergüenza ajena que la situación exige, así que ya la sufro yo por ambos. Y me dan ganas de ponerme en modo "colona irritable"** con la “abueli co-chinilla ” y decirle:
1.- “Señora, céntrese, que bastante difícil y arriesgado es esto para los tres…”
2.- “Señora, hay multitud de baños en todas las plantas, y no hay nadie en el centro comercial, los inodoros, sorprendentemente, están relucientes, así que ¿por qué aquí? ¡Y con lo limpio que está todo! ¿Por qué ese afán de hacer el cherdiguarri?
Pero, al final me contengo a tiempo, y me abstengo de dar lecciones de educación e higiene. Además, la mujer está claramente tratando de mostrar su amabilidad y dejar bien al Pueblo Chino. El saludar a los extranjeros por la calle, es su forma de decirnos que somos bienvenidos en su país. De demostrar que tienen buenas maneras y se agradece que los chinos en general hagan lo posible por acogernos (bueno, excepto si eres negro, pero eso es porque esa raza les da miedo y, además, según una de mis amigas chinas algunos son caníbales). Así qué con qué alma voy y le increpo por su conducta antihigiénica y desconsiderada si ella lo ve tan natural y además me está dando la bienvenida. Y por si fuera poco hay otra razón, la más poderosa y es que esa señora va armada con un retoño “cargado”. Así que me fuerzo a sonreír y me voy pitando. No es el día para hacerme la heroína y acabar cubierta de…gloria.

* Pueblo de diez millones de habitantes.
** "El modo Colono irritable es una función que llevamos incorporada muchos extranjeros, aunque desconocemos de su existencia hasta que se nos introduce en China.  Una vez en este país basta con que nos aprieten algún botón del bazo y saltamos emulando a los colonos imperialistas creyéndonos con derecho a "educar" a "los nativos salvajes". Algunos extranjeros vienen también con un modo adicional que se llama el "modo colono irritable crónico" el resorte de este modelo se halla en el cerebro y se activa por defecto con el movimiento, cuando el extranjero posee esta función directamente piensa que China es su colonia, pero no quiere usarla ni como jabón para limpiarse las partes innobles, es por tanto un muñeco dicotómico que suena como atómico, pero lamentablemente no lo es, ya lo he mirado. 
Autora: La Col-china.